Hay muchas denominaciones e iglesias cristianas, entre estas se encuentran las católicas, presbiterianas, metodistas, bautistas, luteranas, etc. Pero ser miembro de una de ellas no determina si una persona es cristiana.
La cuestión real es si la persona, de forma individual, tiene a Jesucristo viviendo dentro de ella… si realmente tiene una relación personal con Dios.
El evangelio de Juan dice que “a todos los que lo recibieron (refiriéndose a Jesús), a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios”1. ¿Por qué tenemos que ser hijos de Dios? Porque hasta ese momento, Dios está distante. Podemos saber que está ahí, podemos saber que debemos adorarle. Puede que incluso sepamos que, en tiempos de necesidad es a él a quien debemos orar. Pero hay una distancia de la que somos conscientes, y es a causa de nuestro pecado.
Ahora, mientras vivamos y respiremos, adivina qué… vamos a pecar. Vamos a hacer las cosas a nuestra manera en lugar de la manera de Dios. Pero nuestro pecado no tiene que ser una barrera entre nosotros y Dios, y aquí te decimos cómo.
La biblia dice que hay un castigo por el pecado, y puede ser peor de lo que te imaginas. El castigo del pecado es la muerte. No es solo el castigo por pecados como el asesinato, el juicio de Dios es contra todos y cada uno de los pecados. La biblia dice “porque la paga del pecado es muerte…”2. Así que, para que no tuviéramos que morir eternamente separados de Dios a causa de nuestro pecado, Jesús murió en nuestro lugar. Él pagó por nuestro pecado y nos ofrece el perdón completo, no un perdón temporal. Incluso podemos tener su perdón por los pecados que cometeremos en el futuro porque él murió por todos ellos. Podemos comenzar inmediatamente una relación cercana y personal con él, desapareciendo esa barrera del pecado. No es que nos volvamos perfectos y dejemos de pecar, pero llegamos a ser perdonados cuando vemos que Jesús murió en nuestro lugar por nuestros pecados.
"Pero ahora Dios, en su infinita bondad, nos declara inocentes. Y esto lo hizo por medio de Cristo Jesús, que nos ha liberado quitando nuestros pecados. Porque Dios envió a Jesús para que recibiera el castigo por nuestros pecados y satisficiera su ira contra nosotros. Somos reconciliados con Dios cuando creemos que Jesús derramó su sangre, sacrificando su vida por nosotros”3.
Cuando recibimos a Jesucristo en nuestras vidas, Dios nos declara “inocentes” y dice que ahora estamos “reconciliados con Dios”. Nuestra relación con Dios ha comenzado de forma real; en lugar de pensar que Dios está “ahí fuera”, ahora sabemos que vive dentro de nosotros. Tenemos el perdón de Dios, tenemos una relación con él. “Porque si bien la paga del pecado es muerte, el regalo que nos da Dios es vida eterna a través de Jesucristo nuestro Señor”4.
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Notas al pie: (1) 1Juan 1:12 (2) Romanos 6:23 (3) Romanos 3:24,25 (4) Romanos 6:23