Por Marilyn Adamson
Los feministas han criticado en diferentes ocasiones varias religiones por su trato hacia las mujeres. Y están completamente en lo cierto. Ejemplos de abusos religiosos a la mujer pueden señalarse tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. Lo que muchos desconocen es que Jesús ha sido uno de los más grandes aliados del feminismo.
Observa la cultura en el medio oriente donde Jesús vivió. Los rabinos judíos comenzaban cada reunión en el templo diciendo: "Bendito seas, oh Señor, porque no me hiciste mujer". Las mujeres eran excluidas de la vida religiosa y raramente eran instruidas, en privado, en la enseñanza del Tora. Aún así, Jesús incluía públicamente a las mujeres como sus discípulos, enfureciendo a los líderes religiosos. Él instruyó a multitudes de hombres y mujeres, sanó y realizó milagros tanto a hombres como a mujeres.
Jesús también retó las leyes sexistas sociales. En aquella época existía una ley que permitía al esposo divorciarse de su esposa por nada. Por ejemplo, que la cena no estuviera lista a tiempo. Imagina la inseguridad y crueldad que esta ley producía en las mujeres. Y, como es de esperarse una esposa no podía divorciarse de su esposo. Sin embargo, Jesús dijo que ambos hombre y mujer podían divorciarse uno del otro, pero sólo en caso de adulterio (y aún así el divorcio estaba fuera de lo que Dios había diseñado para el matrimonio).
Otra ley social de aquellos días permitía apedrear a muerte a cualquier que fuera sorprendida en adulterio. El hombre no tenía pena alguna. Sabiendo que Jesús trataba a las mujeres con dignidad, querían saber cómo Jesús manejaría esta situación. Así que un día un grupo de hombres apedreaba delante de Jesús, a una mujer, a quien ellos habían encontrado en la cama con otro hombre, probablemente amigo de ellos. Ellos retaron a Jesús a consentir este castigo. Sabían que tenían a Jesús en una encrucijada. Si Él se apiadaba de la mujer entonces sería un débil y se convertiría en enemigo de la ley. Por otro lado, si Jesús la apedreaba, entonces se perdería su trato respetuoso a la mujer y su enseñanza acerca del perdón y la misericordia.
Jesús respondió diciendo que aquella persona que jamás hubiera cometido un pecado que arrojara la primera piedra contra la mujer. Probablemente fueron las palabras de Jesús pero también su presencia lo que impactó al grupo de hombres. Uno por uno comenzó a alejarse. Jesús volteó hacia la mujer y perdonó su pecado como sólo Dios podía hacerlo.
El autor Philip Yancey comenta "para las mujeres y otras personas oprimidas, Jesús volteó de cabeza la sabiduría aceptada de aquellos días". De acuerdo con el erudito en la Biblia, Walter Wink, en los cuatro Evangelios Jesús violó las leyes morales de aquellos días cada vez que se encontraba con una mujer.
Tiene sentido que hayan sido las mujeres quienes más amaron a Jesús y quienes permanecieron junto a la cruz mientras la mayoría de los discípulos hombres huían por sus vidas. Y fue primero a las mujeres a quien Jesús se apareció después de haber resucitado. Esto es extraordinario. La resurrección de Jesús fue la prueba fehaciente de todas las declaraciones que hizo, en las cuales se identificaba a sí mismo como igual a Dios. A pesar de que las mujeres tenían poca importancia en esa cultura y nada de autoridad religiosa como portavoz, Jesús les dio la tarea de informar a los otros a cerca de su resurrección. ¿Por qué? Quizás porque Jesús quería recalcar que fué por los pecados de los hombres y las mujeres que Él vino a morir. Quizás porque Jesús quería que los hombres y mujeres supieran que Él les ofrecía completo perdón y que podía darles dirección, paz y vida eterna.
Para que leas por tu propia cuenta de cómo Jesús interactuó con las mujeres y qué dijo acerca de la vida eterna lee el capitulo 11 del libro de "Juan" en la Biblia.
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